- La Chispa
- Posts
- Trump, China y el dólar: la guerra que nadie te explicó (hasta hoy).
Trump, China y el dólar: la guerra que nadie te explicó (hasta hoy).
Te explicamos como nadie el caos del comercio mundial

La locura de EEUU y su economía de los últimos días es una declaración de guerra.
En menos de una semana, el gobierno de Trump desató un terremoto económico global. Primero, anunció un alza histórica en tarifas para el mundo entero, con China recibiendo la peor parte. Al día siguiente, pausó aranceles para casi todos los países (excepto China) para iniciar negociaciones con cláusulas anti-China.
Esta montaña rusa comercial disparó el dólar a máximos recientes, sacudió Wall Street con ventas masivas iniciales seguidas por un repunte histórico, y dejó a media Europa y Asia revisando contratos en pánico. Una verdadera locura que borró y luego creó trillones de dólares en valor de mercado en menos de 72 horas.
Y todo indica que apenas estamos viendo el primer round de lo que podría ser la guerra comercial más grande de la historia moderna.

Ahora, hay guerras que se pelean con tanques.
Otras, con algoritmos.
Esta se pelea con tarifas, dólares... y caos
Durante años, Estados Unidos jugó el juego fácil: tú produces, yo imprimo billetes.
La globalización funcionó a su favor. Creó riqueza descomunal. Expandió su influencia. Hasta que dejó de ser un "gana-gana" y empezó a parecerse más a un suicidio a cámara lenta.
Hoy ves titulares sobre Trump y sus tarifas, gente chillando en Wall Street, expertos dando pataletas en televisión.
Mucho ruido. Mucho meme. Mucho humo.
Pero aquí en La Chispa 🔥, no venimos a hacer eco de eso. Como siempre, les vamos a explicar en extremo detalle lo que realmente está pasando detrás del Blitzkrieg Económico. Vamos de clavado, al contexto, y con facilidad para que entiendan bien que es lo que está pasando.
En este chapuzón vamos a cubrir:
El Orden Económico Mundial: Cómo se creó el sistema de "tú produces, yo imprimo dólares", y por qué funcionó (hasta que dejó de hacerlo).
Las Consecuencias de ese Sistema: Cómo ese orden parió a su propio verdugo: una China más productiva, un Estados Unidos artificializado, y una generación llena de resentimiento.
La Estrategia del Blitzkrieg Económico: ¿Las estrategias de Trump son estupideces o genialidades?
Así que tómate 10 minuticos, agarra tu café que ya seguro está más caro, y vámonos de clavado a entender esta locura que busca reescribir las reglas del orden mundial.
¡Suéltale!
El Orden Económico Mundial: "Tú produces, yo imprimo"
Ok, primero: vamos a entender primero de donde viene el sistema moderno de “globalización” y como funciona. En cuanto a su origen, no vamos a enredarnos tanto. Para hacer el cuento largo corto (antes de que se vayan a ver Instagram):
El sistema económico global actual nació después de la Segunda Guerra Mundial, se consolidó en los 70 cuando EEUU adoptó un modelo de respaldo al dólar sin oro, y alcanzó su forma final (que vemos hoy en día) tras la caída de la Unión Soviética en 1991. Desde entonces, Estados Unidos es el líder indiscutible, con el dólar como moneda de reserva mundial y su cultura como aspiración global.
Este modelo se perfeccionó en los 90s con el impulso de la Globalización a su máximo. Funciona así: los gringos compran productos cada vez más baratos fabricados en el exterior, mientras los productores extranjeros reciben dólares que luego reinvierten en bonos del tesoro americano (deuda). Pero no solo en bonos: estos dólares también sirven como capital de inversión para desarrollar sus propias economías, financiar megaproyectos nacionales o, engordar las cuentas offshore de políticos locales que luego se van de shopping a Disney o compran mansiones en Madrid. El dólar no es solo dinero; es poder, influencia y flexibilidad global.
¿Y por qué el dólar vale tanto? Porque EE.UU. vende seguridad. Mira lo que pasa cada vez que hay una crisis en cualquier país. En Venezuela, Argentina o Turquía, cuando la economía tiembla, ¿qué hace la gente? Corre a comprar dólares. ¿Por qué? Porque saben que mientras un político local puede hundir la moneda nacional, el dólar está respaldado por la economía más grande del mundo, un ejército imbatible y doscientos años de estabilidad institucional. Es como elegir entre guardar tu dinero en una caja de zapatos, o en la bóveda de un banco
Un ejemplo concreto de este sistema lo tienes en el aparato que (probablemente) estás usando para leer esto: El iPhone (o cualquier smartphone). Diseñado en California, pero fabricado completamente en Asia. Apple obtiene márgenes brutales porque paga salarios bajos en China, el consumidor americano obtiene un producto que costaría el triple si se fabricara en Detroit, y China obtiene dólares junto con experiencia manufacturera. Los dólares que China gana no los guarda bajo el colchón – compra bonos del tesoro americano, financiando el déficit de EE.UU. y manteniendo bajas las tasas de interés.

En términos prácticos, significa que Estados Unidos podía gastar más de lo que producía. Mucho más. De 1990 a 2020, EE.UU. acumuló un déficit comercial de más de $15 trillones. Piénsalo así: durante tres décadas, cada año, EE.UU. recibía mercancías por valor de cientos de miles de millones sin dar a cambio bienes físicos equivalentes. Solo dólares. Dólares que luego le prestaban de vuelta.
China, que todavía estaba emergiendo del desastre de Mao, vio en esto una oportunidad de oro. Mientras los políticos americanos aplaudían la idea de "exportar trabajos" (porque significaba consumo más barato para sus votantes e inversión fácil para sus donantes), los líderes chinos entendieron que estaban recibiendo el mejor regalo posible: transferencia masiva de capacidad industrial.
A primera vista, todos ganaban:
Los consumidores americanos accedían a TVs, juguetes y ropa a precios cada vez más bajos.
Wall Street se beneficiaba del flujo constante de capital extranjero, manteniendo las tasas de interés artificialmente bajas.
Las empresas multinacionales como Nike, Apple o Walmart maximizaban ganancias con mano de obra china a $2 la hora.
Los políticos podían apuntar a la baja inflación y el mercado “con orgullo”
Y China... bueno, China crecía a ritmos nunca vistos, construyendo ciudades enteras en meses y sacando a cientos de millones de la pobreza.
El sistema parecía mágicamente perfecto. Estados Unidos imprimía papeles con la cara de sus presidentes, y a cambio recibía televisores, celulares, ropa y cualquier cosa física que necesitara.
Y como toda buena fiesta, mientras la música sonaba fuerte, nadie quería ser el aguafiestas que preguntara: "¿Y esto hasta cuándo va a durar?" Porque, claro, había preguntas incómodas flotando en el aire:
¿Qué pasa cuando el que produce también aprende a innovar?
¿Qué pasa cuando tu "fábrica global" desarrolla ambiciones propias?
¿Y qué ocurre con los trabajadores que quedan desplazados en tu propio país?
Las Consecuencias del Sistema: Cuando el paraíso se vuelve pesadilla
Como todo en esta vida, lo que parece demasiado bueno para ser verdad, casi siempre lo es. Este modelo trajo tres consecuencias masivas que hoy definen nuestra realidad global y explican el caos que estamos viendo.
EEUU creó a su propio verdugo
China no se conformó con ser la fábrica del mundo. Mientras Washington celebraba su "victoria" en la Guerra Fría, Beijing ejecutaba el mayor robo de transferencia tecnológica de la historia. Al entrar a la OMC (Organización Mundial del Comercio) en 2001, China prometió jugar con las reglas occidentales. Obviamente no lo hicieron.
Utilizando tácticas que iban desde el espionaje industrial hasta forzar "joint ventures" donde las empresas extranjeras debían compartir su tecnología, China absorbió décadas de innovación occidental en tiempo récord. A las multinacionales no les importaba compartir propiedad intelectual si a cambio obtenían acceso al mercado chino y mano de obra barata.
De fabricar productos tontos como juguetes y textiles, China pasó a dominar sectores de alta tecnología. Hoy, lidera en baterías eléctricas, paneles solares, 5G, y está alcanzando a EEUU en inteligencia artificial y semiconductores. No solo igualó; en muchos aspectos, superó.

La historia es clara: le diste a quien viste como un pantano al que sacarle plata las llaves de tu fábrica, le enseñaste cómo funcionaba, y ahora es un titán que está usando esa misma fábrica para construir armas para competir contigo.
Vaciaste tu músculo productivo
Mientras China se industrializaba a velocidad récord, Estados Unidos experimentaba el fenómeno opuesto: la desindustrialización. Miles de fábricas cerraron o se relocalizaron, dejando ciudades enteras devastadas en el "Rust Belt" americano.

Esencialmente perdiste la capacidad de manufactura en áreas críticas para cualquier país, volviéndote dependiente de que quien cada día que pasa te quiera quitar el puesto como líder. El COVID-19 expuso brutalmente esta fragilidad. De repente, la primera potencia mundial no podía fabricar suficientes mascarillas, ventiladores o antibióticos básicos. Dependía totalmente de importaciones de China, su rival estratégico, para productos esenciales.
Imaginense que mañana China decide cortar el suministro de medicamentos a EEUU en medio de una pandemia peor que el COVID. Sin capacidad interna de producción, Estados Unidos estaría indefenso, sin importar cuántos portaaviones tenga. Esto es clave para entender porque se habla tanto de China.
Y no es solo China. Estados Unidos ha acumulado déficits comerciales masivos con prácticamente todo el mundo. Desde Alemania hasta México, pasando por Japón y Corea del Sur, todos han aprovechado el apetito gringo por productos baratos y su disposición a pagar con deuda. En 2023, EE.UU. registró déficits récord con México ($152 mil millones), Alemania ($73 mil millones) y Vietnam ($104 mil millones). El resultado: una economía que consume mucho pero produce poco de valor tangible, sostenida por la impresión constante de dólares y emisión de deuda.

El año pasado, un solo constructor naval chino, la estatal China State Shipbuilding Corporation, entregó más de 250 buques, 14 millones de toneladas brutas (GT). Esto representa más buques por tonelaje que los que ha producido toda la industria de construcción naval estadounidense desde el final de la Segunda Guerra Mundial en conjunto. Preocupante
La deuda infinita: Cuando imprimir no alcanza
El tercer gran problema es la deuda federal estadounidense, que ya es más de $35 trillones (!!!) – más del 130% del PIB. La fiesta en la que nadie quería preguntar nada ha sido sostenida por un endeudamiento masivo.
Durante décadas, EE.UU. pudo emitir deuda a tasas ridículamente bajas porque China y otros exportadores compraban bonos del tesoro con los dólares que ganaban. Esto permitió a Washington gastar como si no hubiera mañana en guerras, Medicare, Seguridad Social y recortes de impuestos.

El problema es que la fiesta siempre tiene que acabarse. Si China decidiera vender masivamente bonos estadounidenses, las tasas de interés se dispararían, haciendo insostenible el servicio de la deuda. Y con menos manufacturación interna, EE.UU. tiene menos capacidad real para generar valor que respalde esa deuda.
Fracturaste tu tejido social
Finalmente, pero quizás lo más importante: el resentimiento social. Mientras las élites financieras y tecnológicas prosperaban con este sistema, la clase media y trabajadora americana pagaba el precio.
Los salarios se estancaron, los costos de vida subieron, y el famoso "sueño americano" se volvió inalcanzable para millones. Un trabajador industrial de los 70s podía mantener una familia, comprar casa y carro, y tener fondos para jubilarse. Hoy, un trabajador de Amazon necesita dos empleos para pagar el alquiler.
Este resentimiento no es sólo económico, es generacional. Los millennials y Gen Z miran a los boomers y ven una generación que disfrutó de una economía próspera, casas asequibles y pensiones garantizadas – todo mientras hipotecaban el futuro del país con deuda y desindustrialización.
Y aquí está la clave para entender este momento: cuando tienes una generación que siente que no tiene nada que perder, no les importa si el sistema financiero actual se derrumba. Más todavía, muchos están dispuestos a apoyar quien sea que prometa romper ese sistema, sin importar cuán caótico sea el proceso.

Estas tres consecuencias – un rival fortalecido, un músculo productivo debilitado y un resentimiento social explosivo – corearon el cóctel perfecto para entender por qué estamos viendo este ‘Blitzkrieg Económico’. Porque no es solo "Trump siendo Trump". Es una respuesta desesperada a una situación desesperada.
Queridos lectores, saben que les está gustando, y están aprendiendo. Vamos bien. Suscribanse por $1 al mes, o $10 al año. Lo que vale una cerveza en Mayami por un año de oro intelectual. Hazle el favor a tu cerebro y vuelvete esa persona culta y conocida que quieres ser: Suscribete 👇️

Subscribe to Premium to read the rest.
Become a paying subscriber of Premium to get access to this post and other subscriber-only content.
¿Ya eres miembro de pago? Inscribirse.
A subscription gets you:
- • Acceso a La Edición Chapuzón
- • Descuentos Especiales
- • ¡Apoyo a La Chispa!
Reply